LA REALIDAD DEL 'FAST FASHION': EL FENÓMENO DE LA MODA RÁPIDA
Por: Nicole Alejandra Benavides
Anteriormente se creía que la moda solo era para personas con dinero que vestían prendas de alta costura y de famoso diseñadores. Este concepto cambió gracias a que en 2004, Karl Lagerfeld – director creativo de Chanel en esa época – abrió la posibilidad de que cualquier persona pudiera vestir una prenda diseñada por él.
Todo se trató de una estrategia con la tienda H&M, con el objetivo de que sus clientes pudieran acceder a prendas de prestigio a un bajo costo. De ese modo, la industria de la moda fue ampliándose hasta llegar a un mayor grupo de personas y dejó de concentrarse solo en el público de clase alta. Esto dio inicio a un modelo de negocio que consiste básicamente en la aceleración del diseño y producción de colecciones.
Marcas como Zara, Forever 21, Top Shop, Primark y Mango son algunas de las empresas abanderadas de esta estrategia. Al ser marcas populares y con presencia mundial, hacen que las personas aumenten su consumo.
Este fenómeno, por el cual se introducen colecciones de ropa que siguen las últimas tendencias de la moda (más de 50 al año), que han sido diseñadas y confeccionadas de forma acelerada y a bajo costo, se como como 'Fast Fashion'.
Esta tendencia ha elevado el consumo de ropa a un 400% en todo al mundo. A partir de esto, se han abierto discusiones no solo de índole ambiental, sino también social y laboral, puesto que cada día salen a la luz nuevos casos de abuso laboral hacia trabajadores textiles.
El documental 'The True Cost', del director Andrew Morgan, visibiliza las problemáticas de la industria causadas por el Fast Fashion. El film revela que en el mundo hay aproximadamente 40 millones de obreros textiles, de los cuales el 85% son mujeres (en su mayoría menores de edad), quienes trabajan por menos de 2 USD al día. Morgan decidió documentar esta realidad tras conocer el derrumbe del edificio Rana Plaza, ubicado en Bangladesh.
TRAGEDIA EN BANGLADESH
El 24 de abril del 2013 cambiaría para siempre la forma en que percibimos la moda. Este día, el edificio Rana Plaza colapsó en Savar, un distrito de Dhaka, capital de Bangladesh. El edificio estaba ocupado en su mayoría por fabricantes de ropa y varias tiendas, se derrumbó durante la hora pico de la mañana, al menos 1127 personas murieron y otras 2437 resultaron heridas. La mayoría víctimas fueron mujeres, madres de cabeza de hogar, también varios de sus hijos resultaron afectados ya que estaban en las instalaciones de la guardería del edificio.
Entre los escombros se encontraron etiquetas de ropa de las principales marcas europeas como el Grupo Benetton, JC Penney, el Grupo Inditex, entre otras. Tras esta situación, se abrió un debate mundial sobre el papel de las compañías de moda y derechos de los trabajadores en estas industrias.
Todo se trató de una estrategia con la tienda H&M, con el objetivo de que sus clientes pudieran acceder a prendas de prestigio a un bajo costo. De ese modo, la industria de la moda fue ampliándose hasta llegar a un mayor grupo de personas y dejó de concentrarse solo en el público de clase alta. Esto dio inicio a un modelo de negocio que consiste básicamente en la aceleración del diseño y producción de colecciones.
Marcas como Zara, Forever 21, Top Shop, Primark y Mango son algunas de las empresas abanderadas de esta estrategia. Al ser marcas populares y con presencia mundial, hacen que las personas aumenten su consumo.
Este fenómeno, por el cual se introducen colecciones de ropa que siguen las últimas tendencias de la moda (más de 50 al año), que han sido diseñadas y confeccionadas de forma acelerada y a bajo costo, se como como 'Fast Fashion'.
Esta tendencia ha elevado el consumo de ropa a un 400% en todo al mundo. A partir de esto, se han abierto discusiones no solo de índole ambiental, sino también social y laboral, puesto que cada día salen a la luz nuevos casos de abuso laboral hacia trabajadores textiles.
El documental 'The True Cost', del director Andrew Morgan, visibiliza las problemáticas de la industria causadas por el Fast Fashion. El film revela que en el mundo hay aproximadamente 40 millones de obreros textiles, de los cuales el 85% son mujeres (en su mayoría menores de edad), quienes trabajan por menos de 2 USD al día. Morgan decidió documentar esta realidad tras conocer el derrumbe del edificio Rana Plaza, ubicado en Bangladesh.
TRAGEDIA EN BANGLADESH
El 24 de abril del 2013 cambiaría para siempre la forma en que percibimos la moda. Este día, el edificio Rana Plaza colapsó en Savar, un distrito de Dhaka, capital de Bangladesh. El edificio estaba ocupado en su mayoría por fabricantes de ropa y varias tiendas, se derrumbó durante la hora pico de la mañana, al menos 1127 personas murieron y otras 2437 resultaron heridas. La mayoría víctimas fueron mujeres, madres de cabeza de hogar, también varios de sus hijos resultaron afectados ya que estaban en las instalaciones de la guardería del edificio.
Entre los escombros se encontraron etiquetas de ropa de las principales marcas europeas como el Grupo Benetton, JC Penney, el Grupo Inditex, entre otras. Tras esta situación, se abrió un debate mundial sobre el papel de las compañías de moda y derechos de los trabajadores en estas industrias.
SALARIOS
La mayoría de empresas líderes en el mercado internacional buscan reducir costos, ¿cómo lo hacen? Deslocalizando su producción en fábricas donde la mano de obra generalmente es femenina y su salario es muy bajo. Gran parte de los empleados de estos lugares no trabajan directamente para las grandes marcas, sino para empresas subcontratadas. La terecerización del trabajo se ha convertido en un método de contratación muy popular, sin embargo, esto ha hecho que las compañías de moda se |
desentiendan por completo de las condiciones de sus empleados.
En países productores como Bangladesh, India, Pakistán, Camboya y Sri Lanka se pagan los salarios mínimos más bajos del sector textil y aunque en septiembre del año pasado el gobierno de Bangladesh anunció un aumento del salario mínimo para los trabajadores textiles textiles – pasó de 53.000 (63 usd) tacas a 8.000 (95 usd) – los trabajadores siguen mostrando su inconformidad con las políticas de la Primera Ministra bangladesí, Sheikh Hasina. “Rechazamos la decisión del Gobierno porque estamos demandando 16.000 tacas (190 usd), que incluso no es suficiente teniendo en cuenta los precios de los productos básicos. El anunció del nuevo salario mínimo es un engaño para los trabajadores” Declaró para EFE la secretaría general del Centro de Sindicatos de Trabajadores del Textil, Joly Talukder.
Según un informe del Departamento de Actividades Sectoriales de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), los salarios bajos están relacionados con problemas laborales como rechazo de solicitudes de licencia, remuneración inadecuada a los trabajadores, la falta de seguridad social y otras prestaciones, e insuficiencia de información sobre los salarios.
La responsabilidad también recae en los gobiernos de los países productores, ya que poco se interesan en crear políticas que aseguran un salario digno para los trabajadores de esta industria.
HORAS DE TRABAJO
A causa del consumo masivo de ropa gracias al fenómeno del Fast Fashion, los empleados de fábricas textiles se ven en la obligación de trabajar entre 14 a 16 horas al día, 7 días a la semana. Según el estudio ‘How “fair” are wage pratices’, las horas extras son de carácter obligatorio para los trabajadores, puesto que esta es su única forma de subsistir y mantener a sus familias, además, normalmente estas horas se pagan por debajo de los niveles legalmente establecidos.
El estudio concluyó que, en promedio, los empleados de las fábricas trabajan más de 60 horas a la semana, y en un 80% de los casos más de seis días seguidos.
El programa Better Work de la CFI (Corporate Finance Institute) y la OIT, detectó que los trabajadores no gozan de los períodos de descaso semanal necesarios y que, además, los registros del tiempo de trabajo no reflejan las horas realmente trabajadas.
CONDICIONES DE SALUD Y SEGURIDAD
La mayor tragedia del sector textil ocurrió en 2013, con el derrumbe del edificio Rana Plaza en Bangladesh. Sin embargo, estos sucesos en el sector no son algo nuevo. Según un informe de La Red Limpia, entre 2006 y 2009 más de 400 personas murieron en incendios en fábricas de Bangladesh y Pakistán. Tras estos acontecimientos, la OIT entró a evaluar la seguridad estructural, eléctrica y la seguridad contra incendios de más de 3.600 fábricas exportadoras de prendas de vestir, esto con el fin de evitar nuevas tragedias como la del Rana Plaza.
Sin embargo, las personas siguen trabajando en edificios agrietados, carentes de ventilación y en muy malas condiciones. No solo su seguridad está en peligro sino también su salud, puesto que el polvo de fibra, la arena y las sustancias toxicas que inhalan mientras trabajan, resultan ser muy nocivas para el cuerpo.
EXPLOTACIÓN INFANTIL
“El 100% de la producción de Zara en Asia es trabajo infantil… Comprar un niño en Pakistán es muy barato y una vez que lo has hecho, puedes hacer con él lo que quieras…” Son las palabras del activista pakistaní, Ehsan Ullah Khan, fundadora del Frente de Liberación del Trabajo Forzado y la Marcha para Eliminar la Esclavitud Infantil.
En el Sur de India, 250.000 niñas trabajan bajo el sistema Sumangali, el cual consiste en contratar menores por tres o cinco años, años en los cuales ganan un salario que deberá ser utilizado para el pago de un dote. En este sistema de explotación infantil están vinculadas fábricas que trabajan para compañías como Waltmart, H&M, Gap, Abercrombie y otras marcas de moda rápida.
La periodista Dana Liebelson realizó un reportaje en Tamil Nadu, un estado del sur de la India donde más se emplean "niñas Sumangali". A pesar de que la reportera fue violentada y amenazada para que borrara la información que tomó de este lugar, pudo concluir que:
La mayoría de las niñas trabajan de 12 a 20 horas al día, 7 días de la semana. Viven en pequeños cuartos donde son alojadas de a 12 niñas (más los hijos que tengan), son abusadas sexual y verbalmente por sus supervisores y su pago es mucho menor a lo que les prometieron en el momento de firmar el contrato. El trabajo forzoso en menores de edad es muy común en el Sur de Asía (Pakistán, Bangladesh e India). Según datos de Ullah Khan, niños desde los 3 años hacen parte de fábricas textiles.
En países productores como Bangladesh, India, Pakistán, Camboya y Sri Lanka se pagan los salarios mínimos más bajos del sector textil y aunque en septiembre del año pasado el gobierno de Bangladesh anunció un aumento del salario mínimo para los trabajadores textiles textiles – pasó de 53.000 (63 usd) tacas a 8.000 (95 usd) – los trabajadores siguen mostrando su inconformidad con las políticas de la Primera Ministra bangladesí, Sheikh Hasina. “Rechazamos la decisión del Gobierno porque estamos demandando 16.000 tacas (190 usd), que incluso no es suficiente teniendo en cuenta los precios de los productos básicos. El anunció del nuevo salario mínimo es un engaño para los trabajadores” Declaró para EFE la secretaría general del Centro de Sindicatos de Trabajadores del Textil, Joly Talukder.
Según un informe del Departamento de Actividades Sectoriales de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), los salarios bajos están relacionados con problemas laborales como rechazo de solicitudes de licencia, remuneración inadecuada a los trabajadores, la falta de seguridad social y otras prestaciones, e insuficiencia de información sobre los salarios.
La responsabilidad también recae en los gobiernos de los países productores, ya que poco se interesan en crear políticas que aseguran un salario digno para los trabajadores de esta industria.
HORAS DE TRABAJO
A causa del consumo masivo de ropa gracias al fenómeno del Fast Fashion, los empleados de fábricas textiles se ven en la obligación de trabajar entre 14 a 16 horas al día, 7 días a la semana. Según el estudio ‘How “fair” are wage pratices’, las horas extras son de carácter obligatorio para los trabajadores, puesto que esta es su única forma de subsistir y mantener a sus familias, además, normalmente estas horas se pagan por debajo de los niveles legalmente establecidos.
El estudio concluyó que, en promedio, los empleados de las fábricas trabajan más de 60 horas a la semana, y en un 80% de los casos más de seis días seguidos.
El programa Better Work de la CFI (Corporate Finance Institute) y la OIT, detectó que los trabajadores no gozan de los períodos de descaso semanal necesarios y que, además, los registros del tiempo de trabajo no reflejan las horas realmente trabajadas.
CONDICIONES DE SALUD Y SEGURIDAD
La mayor tragedia del sector textil ocurrió en 2013, con el derrumbe del edificio Rana Plaza en Bangladesh. Sin embargo, estos sucesos en el sector no son algo nuevo. Según un informe de La Red Limpia, entre 2006 y 2009 más de 400 personas murieron en incendios en fábricas de Bangladesh y Pakistán. Tras estos acontecimientos, la OIT entró a evaluar la seguridad estructural, eléctrica y la seguridad contra incendios de más de 3.600 fábricas exportadoras de prendas de vestir, esto con el fin de evitar nuevas tragedias como la del Rana Plaza.
Sin embargo, las personas siguen trabajando en edificios agrietados, carentes de ventilación y en muy malas condiciones. No solo su seguridad está en peligro sino también su salud, puesto que el polvo de fibra, la arena y las sustancias toxicas que inhalan mientras trabajan, resultan ser muy nocivas para el cuerpo.
EXPLOTACIÓN INFANTIL
“El 100% de la producción de Zara en Asia es trabajo infantil… Comprar un niño en Pakistán es muy barato y una vez que lo has hecho, puedes hacer con él lo que quieras…” Son las palabras del activista pakistaní, Ehsan Ullah Khan, fundadora del Frente de Liberación del Trabajo Forzado y la Marcha para Eliminar la Esclavitud Infantil.
En el Sur de India, 250.000 niñas trabajan bajo el sistema Sumangali, el cual consiste en contratar menores por tres o cinco años, años en los cuales ganan un salario que deberá ser utilizado para el pago de un dote. En este sistema de explotación infantil están vinculadas fábricas que trabajan para compañías como Waltmart, H&M, Gap, Abercrombie y otras marcas de moda rápida.
La periodista Dana Liebelson realizó un reportaje en Tamil Nadu, un estado del sur de la India donde más se emplean "niñas Sumangali". A pesar de que la reportera fue violentada y amenazada para que borrara la información que tomó de este lugar, pudo concluir que:
La mayoría de las niñas trabajan de 12 a 20 horas al día, 7 días de la semana. Viven en pequeños cuartos donde son alojadas de a 12 niñas (más los hijos que tengan), son abusadas sexual y verbalmente por sus supervisores y su pago es mucho menor a lo que les prometieron en el momento de firmar el contrato. El trabajo forzoso en menores de edad es muy común en el Sur de Asía (Pakistán, Bangladesh e India). Según datos de Ullah Khan, niños desde los 3 años hacen parte de fábricas textiles.
RESTRICCIÓN A LA LIBERTAD DE ASOCIACIÓN
Menos del 15% de los 4.500 trabajadores textiles de Bangladesh pertenecen a un sindicato, esto se debe a que las políticas de gobierno y las regulaciones en las zonas de exportación de textiles, restringen la creación de sindicatos. Según el portavoz del Observatorio de Derechos Humanos de Bangladesh, las fábricas llegan a amenazar, atacar físicamente e incluso despedir a cualquier miembro sindical. |
No solo las fabricas son participes de esta persecución, cada día la policía de Bangladesh realiza detenciones arbitrarias e impone penas injustas a sindicalistas del sector textil. A partir de esto, miles de trabajadores del sector han llevado a cabo huelgas en reclamo de mejoras salariales.
Asia Human Rights se manifestó al respecto y expresó que: “Perseguir a activistas sindicales e intimidar a trabajadores, en vez de atender sus reclamos salariales, empaña la reputación de Bangladesh y contradice las afirmaciones del gobierno y del sector de que están comprometidos con la defensa de los derechos de los trabajadores”.
Asia Human Rights se manifestó al respecto y expresó que: “Perseguir a activistas sindicales e intimidar a trabajadores, en vez de atender sus reclamos salariales, empaña la reputación de Bangladesh y contradice las afirmaciones del gobierno y del sector de que están comprometidos con la defensa de los derechos de los trabajadores”.